Martes.

 ¡Que feliz sería yo!

Si el amanecer no fuera tan ingrato conmigo,

Si dejase al fin las hojas verdes en mi camino,

Y las secas desaparecieran finalmente.

¡Que feliz sería yo!

Si la noche dejase de sacarme lágrimas,

Y al ver  la luz nocturna sentir compañía.

¡Que felíz sería yo!

Con tan sólo dormir y despertar sin culpa,

Y así sentir el aire cálidamente,

Poder vivir entre flores y pasto,

Para nunca más, volver al espanto.



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