Hoy es uno de esos días, me digo. Como si no hubiese problema más grande en la vida, escoger entre la comodidad y salir de tu zona de confort es complejo, realmente complejo. La semana pasada al liberarme tras rechazar hacer lo que otros quieren me siento culpable. Así es, no me sentí libre, no resultó lo que yo esperaba.
¿Qué hacer en tal caso? acceder a la voluntad del resto para que no me odie, responde mi mente confundida. Anoche tuve una serie de sueños que me decían que me lance al abismo. Yo no quiero, pero siento que es la única manera de agradar y no sentirme una incompetente. Que alas tan cortas me fueron asignadas, por más que intente expandirlas, surge la duda, la inseguridad y la culpa. Yo no quiero ser la que siempre dice "Sí".
Quise tener voz propia y tenerla solo atrae culpa.
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